viernes, 22 de agosto de 2014

Del libro ENTRA EL VIENTO DE OLOR CIRUELA




      Interior. Niza. 1919

      ¿Acaso no me corresponde la ociosa mañana de cian sobre el mar blanco?

      Al mediodía la sorpresa invita a mis ojos desde lo íntimo donde me sumergía.

      Son inminentes las desdichas cuando la duración de un hilo me halaga con el asombro,

      cuando un minuto se sucede a otro minuto pero contengo toda la eternidad  leyendo sin prisa,  o reposa toda la infinitud de las edades al abrir un armario, oler el desorden, sobreponerme a los estratos precipitados de  sus tesoros y se vuelva la tarde un barco sobre la lana  del recuerdo,

      cuando ni siquiera me peino porque el espejo se convierte en un amigo perezoso y  nada inoportuno lastima el pentagrama  del cristal,

      cuando hay un exceso de gracia en la duración de una caricia...

      es entonces que lo breve del deleite irrumpe con antiguas tijeras y  fragmenta partes del hilo, lo malogra en trozos, lo trastorna,  y este dolor de muertos, ¿cuánto, este dolor?

      Pero me corresponde el blanco de la alegría aguamarina, sólo una ola, cierto, tan sólo el intervalo más armonioso de la espuma.

sábado, 16 de agosto de 2014

XXIV + de libros (Cielos de Toledo)


    Giovanna Garzoni elige un pincel con un solo deseo
    para atrapar la flecha o fugacidad de las golondrinas.

    Ovejas pastando entre la hierba azul. Giovanna imagina
    al perro pastor ¿con alas o sin alas? 

    Qué poco pesan
    la lana voladora, el chiar de las golondrinas, el vértigo
    de sus rasantes sobre los aleros habitados del verano.

    Qué poco pesan la perspectiva y sus balcones, los ángulos
    de una costumbre cotidiana: escuchar
    a las piedras, subir, ir atesorando las miniaturas.

    Y qué falta de peso, ¿verdad?, 
    si un día, tal vez, no subieras
    y las ovejas no preguntaran por ti y las golondrinas
    continuasen celestes con su griterío…


    * En cursiva  un verso de Miguel Ángel Curiel

domingo, 10 de agosto de 2014

+ de libros XXIII ( La música del fuego)










      En la Almunia Real, la Princesa Adivina

      Ella conoce jazmineros
      en la Huerta del Rey,
      el kamanjeh de agosto, el pájaro
      que bebe de la alberca.

      Es un amor sin primer día
      como un baño de sombra.

      Ella conoce jazmineros
      melodiosos
      con sus túnicas al poniente,
      con los jilgueros de morado
      pico por un festín de fresas,
      y acaba su poema;
      ¿quién rema hacia la orilla
      del río y apresa un perfume?

      Ella lo ve,
      se siente bien entre fantasmas,
      recompone el ritmo, el paso
      de la tarde
      y las mujeres que azulean
      a su lado
      oyen.

      Quisiera que su amado...
      y según las estrellas trazan
      signos, venablos hasta el agua,
      leerle su futuro,
      repetirle.

      Las estrellas de olor, del río,
      taqsim de soledad.

      Es un amor sin primer día
      como un baño de sombra.