sábado, 21 de febrero de 2015

De EL CRETENSE






      Detalle de la Verónica, del Greco.



      Pintura de Pablo Sanguino incluida en el libro



      Verónica

      Imaginarte, revelarte,
      mostrarte sólo en el prodigio
      de  tu apariencia.

      Imaginarte,
      distraerte de tu misterio,
      figurarme que hablo de ti
      y todos miran
      cómo me recorres,
      cómo te detienes en zonas
      que tiemblan de mi piel,
      y todos asienten y afirman:

      te corresponde, te regala
      su rostro, su atención.

      Pero me has encontrado,
      me acoges sin ser visto,
      me llevas hasta el lado oculto
      de la Luna y nadie adivina
      tu  rostro verdadero.

      Así miro a otra parte,
      donde estás y no estás,
      donde pez huidizo o dios
      o sombra cariñosa dando
      deseo, envés no consentido.

      Así miro el lugar
      que nadie mira.
      Ni siquiera imagino
      cuánto gozo. 

      Editorial Celya
              

sábado, 7 de febrero de 2015

De LA MÚSICA DEL FUEGO



      En la Almunia Real, la Princesa Adivina

      Ella conoce jazmineros
      en la Huerta del Rey,
      el kamanjeh de agosto, el pájaro
      que bebe de la alberca.

      Es un amor sin primer día
      como un baño de sombra.

      Ella conoce jazmineros
      melodiosos
      con sus túnicas al poniente,
      con los jilgueros de morado
      pico por un festín de fresas,
      y acaba su poema;
      ¿quién rema hacia la orilla
      del río y apresa un perfume?

      Ella lo ve,
      se siente bien entre fantasmas,
      recompone el ritmo, el paso
      de la tarde
      y las mujeres que azulean
      a su lado
      oyen.

      Quisiera que su amado...
      y según las estrellas trazan
      signos, venablos hasta el agua,
      leerle su futuro,
      repetirle.

      Las estrellas de olor, del río,
      taqsim de soledad.

      Es un amor sin primer día
      como un baño de sombra.

      Las imágenes son de Delacroix y de Sorolla


domingo, 1 de febrero de 2015

De CIELOS DE TOLEDO




      *

      Una lumbre apacible regalando la serenidad…
      su dilación, su gradual ensombrecerse que no amedrenta.

      Me preguntaría dónde se posa  el pájaro del ansia,
      dónde reside la certeza de un futuro favorable.

      El aire rojo no sabe, ni siquiera se reconoce…
      carente de nombre discurre a otro archipiélago de dudas.

      Y entonces mi convencimiento se resume en ese punto
      llameante:

      quizá ahí una diminuta alegría tiene raíz
      para que la noche no sea toda ella desesperar
      o un carnívoro trágico.

      *Foto: Ricardo Martín