domingo, 31 de enero de 2016

De COLORICANCIONES






      ÁMBAR

      El secreto transparente de un tiempo
      reposa en la resina.

      Mi hermana me ha traído
      un anillo de miel
      y en esa diminuta gota quieta
      una breve partícula me enseña
      la edad del aire
      desde el aire más fósil ,
      recién aireado
      el aire
      y ya con hambre.

      Tengo en mi dedo el signo misterioso
      de un esfuerzo por respirar antiguo.

      Quizá un mosquito
      buscando picaduras
      o a su mosquita,
      quizá un fragmento
      de flor con su perfume.



domingo, 24 de enero de 2016

De EL CRETENSE

      Una de las pinturas incluidas en el libro. De Pablo Sanguino


      Verónica

      Imaginarte, revelarte,
      mostrarte sólo en el prodigio
      de  tu apariencia.

      Imaginarte,
      distraerte de tu misterio,
      figurarme que hablo de ti
      y todos miran
      cómo me recorres,
      cómo te detienes en zonas
      que tiemblan de mi piel,
      y todos asienten y afirman:

      te corresponde, te regala
      su rostro, su atención.

      Pero me has encontrado,
      me acoges sin ser visto,
      me llevas hasta el lado oculto
      de la Luna y nadie adivina
      tu  rostro verdadero.

      Así miro a otra parte,
      donde estás y no estás,
      donde pez huidizo o dios
      o sombra cariñosa dando
      deseo, envés no consentido.

      Así miro el lugar
      que nadie mira.
      Ni siquiera imagino
      cuánto gozo.

sábado, 16 de enero de 2016

De EL GATO SOBRE EL ÁRBOL

      Un antiguo regalo de BEATO



      Sobre un dibujo de Beato


      La mujer o la calma
      en lava dividida.

      Nada más terrenal
      que el mar de esta mujer:
      La marea en su pelo
      y la mirada larga,
      como la de esas islas
      intactas, fecundadas
      con inmortal esperma.

      Nada más indudable
      que esta mujer desnuda.
      Cósmico movimiento
      su culo insinuado.
      Ademán de sentarse,
      se yergue, se descubre
      y un planeta le asciende
      de los pies hasta el pubis.

      (Esa ciega querencia
      que los planetas tienen
      de estrellarse en los soles)

      Nada más desafiante
      que esta mujer de hogueras.
      Dos brujas escondidas
      invocan en sus  muslos.
      Tal vez un libro abierto
      sus pechos orbitales.
      -Ay,
      si el poeta supiera
      describir esos pechos,
      tomando sus pezones
      de tinta tibia y dulce
      por repetir un acto
      de soledad, de incendio.

      No aguarda, no se pierde,
      provoca con su gesto:
      Casi un paso de danza
      o bélica señal.

      Se sienta, se levanta
      abarcándolo todo
      con sus brazos de tierra,
      y todo lo posee,
      y todo lo libera.

      ¿Qué aguarda esta mujer?
      Desconoce el acecho
      mostrando, descuidada,
      las mil constelaciones
      de su vientre marino.

      Tan sólo la verdad
      en la mujer desnuda.
      Y sólamente un hombre
      con oculta  apariencia.

      Secreta dualidad
      latiendo, conjugándose...
      Las islas interiores
      de los cuerpos.

sábado, 9 de enero de 2016

De iDOLATRÍAS





      MÁSCARAS


      La Srta. Glad
      se enorgullece
      de viajar a Estambul
      y mi hermano me trae
      una sacerdotisa
      de Creta.

      Hay en mi casa tantos paragüeros que aguardan
      lluvia que desocupe su cerámica, tantos
      objetos que hacen única mi casa de otras casas,
      ropas de mi olor solo, zapatos con mi ritmo
      de caminar el fuego...

      Mi gata reconoce estas cosas y piensa
      que los rostros que vienen
      las tardes de visita son las fotografías
      delante de los libros,
      que las serpientes que la sacerdotisa yergue
      no derraman veneno para llenar un vaso
      definitivo,
      y los cincuenta gatos que amontonan su inerte
      solitud
      no alcanzarán su plato ni la llamada atenta
      de la dueña.

      Si estuviera desnuda
      me transparentaría
      y alguien se sentaría donde yo me reclino
      y mi nombre sería de otra que en mi lugar
      habitara mi casa.

      Tal vez ella prefiera viajar, traer regalos
      o tal vez enloquezca
      con la extrañeza de esos objetos que la visten
      y, sin embargo, ajenos
      materiales intrusos
      distinguiéndola.

sábado, 2 de enero de 2016

De FANTASMAS Y CÁLAMOS. Fantasmas en la Villa.











      VIII

      Tal vez un ángel me descubra
      y me regale la ignorancia,
      el fantasma que fui
      entre las rojas rosas
      de las piedras.

      Que me permita retornar
      a mi paseo cándido,
      al silencio que ni siquiera
      es muerte
      sino bella desolación,
      una tarde perfecta
      y sin peligro.

      Pero
      me ve de carne advenediza.

      Yo podría decirle
      que he conocido el miedo
      y su trofeo.