sábado, 25 de junio de 2016

Del libro SI ELLA NOS MIRA



      VIDA DETENIDA EN MARÍA BLANCHARD


      Los objetos escuchan:
      un sentido preciso, fina
      percepción de las vibraciones,
      incluso de un temblor,
      cayendo
      una pestaña.

      Qué atención ponen al chasquido
      en la soledad
      de alguien que está sentado y cierra
      sus ojos, deja de moverse,
      suplica desaparecer.

      Qué preferencia dan al lento
      cachemir del polvo bajando
      hasta un brazo que se desvive
      por abrazar.

      Distinguen la mella en un ángulo
      del silencio,
      reconocen la ondulación
      de un aire respirado y cálido.

      Están ahí, nos oyen
      y componen una inminencia
      para respondernos,
      para contemplarnos.

      No sólo cubistas se agrupan
      porque se estimulan, se niegan
      a la desgana.
      No sólo son cronología.

      Al caer la pestaña
      un raro gozo
      fosforece en sus pieles.

domingo, 19 de junio de 2016

De EL GATO SOBRE EL ÁRBOL


      TRES FIGURAS: ROSA Y GRIS

      (McNeill Whistler)

      Las tres muchachas rosa,
      que siembran el almendro en la maceta lenta
      perpetuando la efímera florescencia de marzo,
      que inclinan la sombrilla de espontáneo arco iris
      -acaso como un lujo en la luz tamizada-,
      giran sus miembros, tules, con actitud cansada,
      tienen la expresión triste de algo que ya no es tiempo...

      Es cansado vivir en el casual instante
      de la mirada ajena.

sábado, 11 de junio de 2016

De ENTRA UN VIENTO DE OLOR CIRUELA...

      H. Matisse


      La habitación roja


      Extraña
      al pasaje del equinoccio
      en los almendros, a la curva
      de la mañana en las paredes,

      distanciada,
      arropada con el tejido
      denso del secreto de flores
      bajando para contener
      el frutero, la nitidez.

      Me pierdo en la forma
      de las ciruelas amarillas
      rodando en la mesa.

      (Un don encarnado ilumina
      internamente el equilibrio)

      Y soy yo,
      bisbiseando a los licores,
      repartiendo calma a las frutas,
      quien aleja voraces dientes
      de este día… nada
      se precipita al fin del gusto,
      nada abatido de las sillas
      de enea.

      Sentaos en la luz, les digo
      a los fantasmas.