lunes, 16 de octubre de 2017

OPPIDUM

es el bello catálogo de la  extraordinaria exposición, en Santa María de Melque, de  José Antonio G. Villarrubia... era el año 2009 




José Antonio G. Villarrubia

Escribí este texto que aparecía en el catálogo:


      FRAGMENTOS DEL COLOR

      PUENTE
      La temperatura de julio rastrea el agua del pincel. ¿Es que no veis cómo él se deja quemar? A cambio consigue el secreto del vínculo entre la luz y la sombra: el agua recobra el color de los príncipes fantasmas, el agua rodea la arista de la ciudad y la mitiga. Esa juntura que él reconoce es una mancha perfumada por el silencio.

      PUERTA
      ¿De qué modo se atrapa una luz? En la madera descubierta, en el dintel aún reposa alguien que estuvo oculto mientras el tiempo biselaba piedras.

      La mañana de julio mueve su realce y ha desoído decadencias. Ahí la luz, ahí el verde azulejado, luz arqueada, enjoyada, casi humana después de todo oscuro. Y entrar, salir, jugar, ser transparente.

      ATALAYA
      El viento viene con su lengua alcaén y seca la mancha en el granulado y despierta al ojo divisando en lo alto sueños de otro tacto.

      ¿Qué vida detenida niega un vuelo para el papel mojado igual que un pájaro llegando del alminar? El pájaro que nos trae tierra encendida, que habla con el viento, que trae esmaltes, que se transforma en viento, que nos cita.

      DÍA BLANCO
      Él sabe
      cómo alear el resplandor y el agua: contempla incursiones del día en una tentativa de calimas, y diferencia los blancos dientes de aleteo de ganso, blancos que virarán a la tintura de oro denso en la tarde ardiendo.

      Pero ahora toma de la humedad la exquisitez de la mañana; en una gota de agua aviva arbustos, riscos, puntas de iglesia, da matices o da no color -le dicen los amigos-, y el contorno de la ciudad a punto de irse permanece, de la ciudad esquiva a un gesto que no sea un poroso latido.

      Sí, da color y el promontorio blanco se sosiega, se entibia y vuela claro.

      HORTENSIAS
      Él está dibujando signos indudables y hermosos, signos leves mudando con el aire quieto de la mañana en julio.

      Dibuja
      las corolas enormes, esa delicadeza rosadazul, naranja desde el agua atenta, azul del tiempo de su parte. Dibuja y abre una ventana; está dibujando, dibuja, y puede suceder que efímeras flores nos hablen como un cuento, sucedería que estamos vivos mientras vibra el color y juega con nosotros.

      Él abre una ventana, ¿veis?, y nos favorece la luz, nos mira, nos invita. 

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